16 Jul 2019 Reportaje Nature Action

Las comunidades exigen ser las principales responsables de los esfuerzos de conservación

Las comunidades que conviven con especies silvestres están pidiendo un nuevo acuerdo de conservación que las considere las principales guardianas de los recursos naturales y les permita obtener los beneficios.

En una declaración presentada en junio pasado en la Cumbre sobre Economía de la Vida Silvestre de África, 40 grupos comunitarios de 12 países africanos solicitaron un pacto que respete su pertenencia y su derecho a gestionar los recursos naturales que mueven buena parte de la economía del continente.

"Esta es una invitación a los jefes de Estado y de gobierno de África, el sector privado y las organizaciones internacionales a trabajar con nosotros para permitir que las comunidades de nuestro continente logren un Nuevo Pacto que se convertirá en una base sólida para la economía de la vida silvestre en África", dice la declaración.

"Confiamos en que este es el primer paso en un proceso significativo que nos une como socios en igualdad para conservar nuestra biodiversidad en el futuro", añade.

Las personas que habitan cerca de la vida silvestre han resentido durante mucho tiempo su exclusión de la toma de decisiones sobre la conservación, aunque son ellas quienes viven diariamente con los animales silvestres. Y a medida que la población del continente se expande, los parques protegidos que no benefician a las comunidades contiguas se están convirtiendo en un asunto de debate.

El jefe Fortune Charumbira, presidente del Consejo de Jefes de Zimbabue -un órgano que agrupa a los líderes tribales-, dijo que hasta que las comunidades no sientan el valor de conservar a las especies, el conflicto entre humanos y animales continuará.

"¿Cuántas veces hemos formulado políticas sobre la vida silvestre trabajando con jugadores internacionales, sin tomar en cuenta a las aldeas?", cuestionó. “Si las comunidades consideran que los animales no son de ellos, la caza furtiva y el robo continuarán. Si se ven a sí mismos como partícipes de los beneficios, protegerán a esos animales, así como protegen su ganado", explicó.

Namibia es uno de los mejores ejemplos de una gestión de recursos naturales basada en la comunidad. Las zonas comunales de conservación cubren más de 14% del país, involucran a más de 200.000 personas y generan US$ 2,5 millones cada año, según el Instituto Internacional para el Medio Ambiente y el Desarrollo del Reino Unido.

Este esquema ha permitido que los principales recursos de vida silvestre del país se recuperaran y que la caza furtiva y otras actividades ilegales disminuyeran.

"La realidad es que el destino de las especies silvestres está principalmente en manos de quienes conviven con ellas diariamente", dijo Maxwell Gomera, director de la subdivisión de Biodiversidad y Servicios de los Ecosistemas de ONU Medio Ambiente.

“Estas personas deben tener incentivos si van a vivir con animales peligrosos. Los esfuerzos de conservación que no reconocen los derechos de las comunidades y no las ayudan a estar de forma segura junto a los animales, las empujan tanto a ellas como a la vida silvestre a una batalla en la que ambos resultarán perdedores", añadió Gomera.

Con la declaración, las comunidades están pidiendo a los gobiernos, las organizaciones internacionales y el sector privado que aprovechen el conocimiento indígena, garanticen que las voces locales se reflejen en todos los niveles de gobernabilidad, promuevan la inversión en proyectos de vida silvestre de propiedad comunal y cambien el modelo de desarrollo para que la población se haga cargo de su propio desarrollo.

"Las comunidades están cansadas de beneficiarse de las dádivas. Ellas quieren aprender a pescar", dijo Edson Gandiwa, profesor de Conservación y Manejo de Vida Silvestre en la Universidad de Tecnología de Chinhoyi, en Zimbabue.

La Cumbre sobre Economía de la Vida Silvestre fue organizada por el Gobierno de Zimbabue, la Unión Africana, ONU Medio Ambiente, la organización Space for Giants y otros aliados.

 

Este reportaje fue elaborado conjuntamente por The Independent y ONU Medio Ambiente, y también fue publicado en The Independent