26 Jan 2018 Reportaje Eficiencia de recursos

La era del "sustentabilismo": un nuevo modelo de crecimiento para el siglo XXI

Por Harry Verhaar, Director Global de asuntos públicos y de gobierno de Philips Lighting

Las tendencias con mayor impacto global no solo se entrelazan cada día más entre ellas, sino que su espectro es cada vez más amplio, afectando a un mayor número de regiones y ciudadanos.

El hambre está en aumento a nivel global por primera vez en más de una década. Según el informe anual de las Naciones Unidas sobre seguridad alimentaria y nutrición, este incremento se debe principalmente a las crisis relacionadas con el clima y al aumento del número de conflictos violentos. El informe también señala la preocupación por el número de niños con sobrepeso y adultos obesos, una tendencia que en parte es causada por los cambios en los hábitos alimenticios y la desaceleración económica. Los autores del informe afirman que “no acabaremos con el hambre y todas las formas de malnutrición para 2030 a menos que abordemos todos los factores que socavan la seguridad alimentaria y la nutrición. Garantizar sociedades pacíficas e inclusivas es condición necesaria para ese objetivo”.

Necesitamos un cambio de paradigma: el capitalismo ligeramente revisado o el socialismo moderado no serán suficientes.

Hasta el momento, los ciudadanos del mundo en desarrollo han sentido más profundamente el impacto del cambio climático. Sin embargo, los intensos y destructivos huracanes del año pasado, que azotaron el Caribe y luego golpearon al sur de los Estados Unidos, sugieren que incluso el país más rico del planeta no es inmune a las consecuencias de un clima cambiante.

Chicago skyline
El paisaje de Chicago se ilumina al caer la noche. A nivel mundial, la iluminación representa aproximadamente 15% de todo el consumo de electricidad. (Fuente: Pixabay)

Debería estar claro que no podemos seguir mirando los desafíos que enfrenta el mundo de forma aislada. Puede ser reconfortante hacerlo, ya que centrarse en un solo problema puede proporcionar una mayor claridad y una comunicación más fácil. Pero se corre el riesgo de estar almacenando problemas para las generaciones futuras.

Nuestro enfoque en la medición del éxito mundial a través del crecimiento del PIB nos ha atrapado en una visión lineal de la sociedad, enfocada en extraer, consumir y emitir a raíz de recursos como la energía, el agua, las materias básicas o los alimentos. Necesitamos ser mucho más inteligentes, más eficientes en el uso de los recursos, y cambiar de un enfoque lineal a uno circular, en el que la calidad de vida a largo plazo se convierta en la métrica más importante. Esto garantizaría que, si bien la competitividad económica seguirá siendo importante, nuestra sociedad tendría en su núcleo la salud y el bienestar de todos nuestros ciudadanos.

Al agregar un enfoque en la equidad social y la inclusión, podemos ingresar a una era en la que el modelo socioeconómico sea el "sustentabilismo", construido sobre los cimientos del capitalismo y el socialismo, pero con una visión más amplia que los desafíos que enfrentamos hoy o mañana.

Nadie ignora la necesidad de que nuestros productos y procesos se vuelvan más eficientes desde el punto de vista energético y, sin embargo, sigue habiendo reticencia a comenzar la transición, a menudo debido a un enfoque de corto plazo.

Para alcanzar un mundo sin emisiones de carbono para el año 2050, necesitamos impulsar mejoras generales de eficiencia energética de al menos 3% cada año. "Nosotros" -industria, transporte, infraestructura pública, hogares- debemos al menos duplicar la tasa de mejora de la eficiencia energética, principalmente al acelerar la renovación de la infraestructura a alrededor de 3% anual. Paralelamente, también tenemos que pasar a fuentes de energía limpia a un ritmo que también equivale a 3% de nuestra combinación energética cada año.

La simple adopción de un LED en lugar de la iluminación incandescente reduciría el consumo de energía en un enorme 53% y las emisiones de dióxido de carbono en 1.400 megatones.

Lamentablemente, la tasa actual de mejora de la eficiencia energética ronda el 1,5% anual. Al mismo tiempo, la demanda de energía sigue aumentando en alrededor de 3% anual, impulsada por el crecimiento de la población, el aumento de la prosperidad y la movilidad. Simplemente duplicar la tasa de mejoras en la eficiencia energética reduciría los costos energéticos globales en más de US$ 2 billones para 2030, recortaría la factura energética promedio de los hogares en un tercio y crearía más de seis millones de empleos para fines de esta década.

Se necesitan dos elementos principales para duplicar la tasa de mejora de la eficiencia energética. El primero es acelerar la renovación de la infraestructura existente en los países desarrollados. En segundo lugar, es necesario centrarse en ayudar a los países en desarrollo a pasar a tecnologías limpias como el LED solar y combinarlas con nuevos modelos comerciales. Es un hecho triste que muchos de los países que más han sufrido el cambio climático han sido los menos responsables de crearlo. Es vital que los países en desarrollo no sigan las mismas fases destructivas por las que han pasado las naciones más ricas del mundo.

Cuando hablamos de energía, a menudo hablamos de tecnologías individuales y su potencial en sus respectivos nichos. En realidad, debemos aspirar a todas. La eficiencia energética, la energía renovable y la ingeniería de carbono son todas necesarias. Solo mediante la promulgación de todas al unísono podremos lograr el objetivo final de la neutralidad del carbono en los próximos 40 a 50 años. La Agencia Internacional de Energía proyecta que la eficiencia energética tendrá que ser responsable de la mitad de este trabajo. Se podría decir que combinando la eficiencia energética y las energías renovables podemos descarbonizar a la sociedad dos veces más rápido y con costos más efectivos.

El hecho es que muchas de las tecnologías que necesitamos ya existen, todo lo que se requiere es tener una visión de largo plazo y comenzar a usarla.

La iluminación LED es un ejemplo perfecto. El alumbrado público con LED utiliza al menos 40% menos de energía que la iluminación convencional y ha existido durante años, y aun así nos aferramos a tecnologías obsoletas e ineficientes. A nivel mundial, la iluminación representa aproximadamente 15% de todo el consumo de electricidad. Proyectamos que eso disminuirá a 8% en 2030, mientras que durante el mismo período la cuenta mundial de puntos de luz habrá aumentado 50%, a 70 mil millones. La simple adopción de un LED en lugar de una iluminación incandescente reduciría el consumo de energía en un enorme 53% y las emisiones de dióxido de carbono en 1.400 megatones.

Streetlights
La eficiencia energética en el alumbrado público puede generar beneficios sociales, económicos y ambientales. (Fuente: Pixabay)

Además, la innovación aporta beneficios más allá de la eficiencia energética. Específicamente, en lo que se refiere a la iluminación, alrededor de una de cada siete personas (unos 1.100 millones de personas) están atrapados en la pobreza lumínica porque están aislados de la red. Como resultado, se ven obligados a utilizar alternativas como lámparas de queroseno y velas para iluminar sus hogares, lo que se cobra aproximadamente 1.5 millones de vidas cada año debido a enfermedades respiratorias e incendios.

Pero las soluciones de iluminación LED solar sin conexión a la red pueden ayudar a poner fin a esta injusticia, a una fracción del costo que representan el queroseno o la infraestructura típica a largo plazo. Esto mientras se estimulan el desarrollo social y económico a medida que las comunidades salen de la oscuridad.

Sin embargo, en todos estos casos, lo que frena el desarrollo es los costos iniciales. La bombilla individual más barata sigue siendo la bombilla incandescente, aunque vista a lo largo de un período de tiempo, se convierte en la más cara.

También es una tecnología extremadamente limitada. Por el contrario, ahora los LED pueden incorporar sensores e inteligencia para conectarlos de forma inalámbrica y administrarlos de forma remota a través de Internet. Esta iluminación conectada para edificios inteligentes y ciudades inteligentes puede impulsar aún más el ahorro de energía inicial hasta en 80%.

Los beneficios de la tecnología conectada pueden medirse en términos mucho mayores que en simples ahorros de energía. Las empresas pueden permitir a los empleados personalizar la iluminación y temperatura en sus espacios de trabajo a través de una aplicación de teléfono inteligente, con las mejoras asociadas tanto en la productividad como en el bienestar de los empleados. Además, los administradores de edificios pueden recibir datos en tiempo real sobre cómo se usa la oficina, cuánto espacio se requiere y cómo optimizar el espacio que tienen. 

Los beneficios de la iluminación conectada se pueden ver a escala de ciudad. Por ejemplo, la ciudad de Los Ángeles ha convertido 140.000 farolas en LED y tiene 110.000 nodos conectados y administrados a través de un sistema de alumbrado público conectado Philips Lighting CityTouch. Esto no solo permite que la ciudad administre y monitoree de forma remota la iluminación, sino que sus sensores acústicos se pueden usar para detectar colisiones de vehículos y así reducir el tiempo de respuesta de una emergencia. Otros beneficios incluyen un 21% de reducción del delito en áreas donde se introdujo la iluminación mejorada y una reducción de 30% en accidentes de tráfico nocturnos.

Necesitamos ser mucho más inteligentes, más eficientes en el uso de los recursos, y cambiar de un enfoque lineal a uno circular, en el que la calidad de vida a largo plazo se convierta en la métrica más importante. 

Buenos Aires es otra ciudad que ha modernizado su sistema de alumbrado público con iluminación LED conectada, creando un ambiente más seguro y acogedor para mejorar la calidad de vida de sus residentes, mientras se ahorra un 50% en costos operativos.

Una mejor iluminación también puede tener un impacto significativo en las escuelas. En un ensayo de un año en una escuela primaria francesa, un nuevo sistema que permite al profesor optimizar el ambiente del aula logró que la velocidad de lectura aumentara en 35%, mientras que la frecuencia de errores disminuyó en casi 45% y el comportamiento hiperactivo en 76%. Todos estos factores pueden proporcionar un impulso importante para que los niños disfruten de su día escolar y de su capacidad de aprender.

La clave para fomentar la adopción de este tipo de tecnología es transmitir el mensaje de que no se trata de un sacrificio o que las recientes innovaciones son algún tipo de experimento, sino que la tecnología ya está disponible y simplemente necesitamos acelerar su implementación. Esto debe suceder replicando las mejores prácticas, implementando las políticas correctas y comunicando de manera efectiva.
 
Necesitamos convencer a la "mayoría ecológica" de la sociedad: aquellos que son conscientes de la necesidad de actuar, están dispuestos a hacerlo, pero no están seguros sobre los pasos a seguir. Crear impulso con este grupo ayudará a incorporar el "sustentabilismo" como el nuevo modelo económico dominante.

Necesitamos un cambio de paradigma: el capitalismo ligeramente revisado o el socialismo moderado no serán suficientes. Necesitamos el "sustentabilismo", un modelo socioeconómico nuevo, inclusivo y más equitativo, de un siglo XXI que pueda satisfacer las necesidades de los 10 mil millones de personas que en unas pocas décadas compartirán el único planeta que llamamos hogar.

Este artículo fue publicado originalmente aquí. Cortesía de Cambio Climático: la nueva economía.

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